Podcasts que escucho cuando no escucho Las hijas de Felipe
"Cancelación", monjas y barroco. O podcasts, podcasts y más podcasts
No sé si es la edad o la avalancha de contenido que nos rodea, pero cada vez tengo más facilidad para dejar libros, series o pelis a medias. Y cada vez soy más feliz al hacerlo. Hace algunos años no lo veía posible. Me obligaba a terminar esa serie con la que me aburría porque me habían dicho que merecía la pena, o a terminar ese libro infumable porque era “un clásico”. Not anymore. Serie que me parece meh, fin. Libro que no me dice más, fin. Igual la gente así en general lo considera algo sencillo, pero para mí es un triunfo.
Esto también significa que cuando descubro que alguien de quien suelo leer todos sus libros o ver todas sus películas es en realidad una sabandija asquerosa, lo saco de mi vida en un periquete. Para esto no soy muy de grises, la verdad. J.K. Rowling, fuera de mi vida; Woody Allen, fuera de mi vida; Estirando el chicle, fuera de mi vida.
“Pero María, así te pierdes muchas cosas”. Pues a ver, no tengo minutos en la vida para leer todos los libros que me gustaría, así que me da igual “perderme” ciertas cosas. Al contrario, me da paz que algunas decisiones en mi vida sean tan sencillas de tomar. Todo este rollo básicamente porque el año pasado mandé una newsletter similar donde hablaba de Estirando el chicle y lo que me gustaba y tampoco es que vaya a borrarla, pero sí saqué ese podcast de mi vida. No voy a entrar en la que liaron que salió en todas partes y me dan pereza, pero si vives en una apacible burbuja de cristal puedes buscar en Google.
Que también es cierto que a lo largo de los años voy cambiando los podcast que escucho sin que haya sabandijas asquerosas de por medio, y que además no entran todos en una sola newsletter, así que tiene sentido seguir con esta “serie” de recomendar podcasts, que lo mismo se convierte en algo habitual. Incluyo recomendación de libro al final, porque por qué no. Al lío.

Las hijas de Felipe
Cuando era pequeña me planteé ser monja. No sé si alguna vez lo expresé en alto porque yo era de expresar en alto más bien poco, pero plateármelo me lo planteé. Había varias razones que presentaban un monasterio como una opción bien apetecible. Para empezar, por aquel entonces yo estaba muy a tope con la religión —luego resultó que lo que me interesaba era la espiritualidad y lo de tratar bien a la gente, pero esa es otra historia—. Además, hasta bien entrada la adolescencia, me daba asco/miedo/vergüenza relacionarme con el sexo opuesto. Tener prole tampoco era algo que me plantease. Así que la perspectiva de pasar mi vida cultivando un huerto y matando las horas leyendo y estudiando sin tener que acercarme a ningún “chico” sonaba por aquel entonces a PLANAZO.
Si a esto le sumamos mi amor por la historia previa al s.XIX (ya tocará ahondar por qué hasta el s.XIX en otro momento), era de esperar que cuando descubrí un podcast sobre las cositas del barroco, entre ellas sus monjas y sus conventos, no tuviese más remedio que engancharme. Y así es como cada dos semanas mi corazón se alboroza al poder escuchar un nuevo episodio de Las hijas de Felipe.
No solo hablan de muchas historias y personajes que se suelen quedar en los márgenes, si no que además se centran en detalles que a veces pasan desapercibidos y al final son los que hacen que la vida sea vida. Principalmente hablar de las cositas cotidianas, anécdotas del día a día, de los animales que acompañan nuestra vida, de las pequeñas y no tan pequeñas obsesiones que nos unen y de las que también tenían, por supuesto, en el barroco.
No sé, es que no puedo dejar de recomendarlo. Aunque advierto que después de escucharlo, muchas de tus conversaciones empezarán con un: “esto me recuerda a cuando en 1587, en este convento que ahora mismo no recuerdo el nombre, un par de monjas...”
Como entre programa y programa de Las hijas de Felipe tengo que llenar algunos silencios, tengo otros podcasts que no defraudan.
Judith Tiral
Me hice Podimo por Judith Tiral. Me parece majísima y me encanta que todo le despierte tanta curiosidad como a mí. Con escucharla a ella me sale rentable, aunque en también me sirvió para descubrir Las hijas de Felipe, que por aquel entonces estaban en Podimo.
Judith tiene ahora dos podcast en la app: No te lo habías preguntado y Tenía la duda. Si nunca te has planteado cómo se limpiaban el culo los romanos o como se descubrió que había gente intolerante al gluten, igual No te lo habías preguntado no es para ti, pero no sé, yo lo veo una necesidad básica. En Tenía la duda hace entrevistas superinteresantes con un cariño y curiosidad (de nuevo) que las hacen diferentes.
Yo la escucharía hablar de su perro Pedrito sin más, porque me parto con ella, pero es que además siempre explica todo de forma muy interesante, así que dos por el precio de uno.
Morbid
Antes decía que con Las hijas de Felipe tus conversaciones siempre empezarían con referencias al barroco, y a Morbid le culpo de que mis conversaciones empiecen a menudo con un “el otro día estaba escuchando un podcast sobre un bosque de Rumanía en el que ocurren sucesos paranormales y...”
Creo que me salió recomendado porque hablan de true crime, pero no se quedan ahí. Siempre dan mucha información sobre los casos que comentan y no se quedan con la teoría más típica y simplona, que pasa muy a menudo. Los capítulos que dedicaron al caso de Jack el Destripador, por ejemplo, fueron increíbles y me hicieron reflexionar sobre un caso que yo creía que estaba ya supertrillado y para nada. Además dedicaron un montón de tiempo a hablar de las víctimas y de la precaria (precarísima) situación en la que vivía gran parte de la población de la época, que me parece también importante de recordar siempre que se tenga oportunidad.
Deforme Semanal
Igual debería dejar de escucharlo para dejar de añadir libros que quiero leer a mi lista de pendientes, pero no puedo. Hay algo en el equilibro perfecto que consiguen Lucía Lijtmaer e Isa Calderón que me lo impide. Deforme Semanal es la mezcla perfecta entre carcajadas, reflexiones a las que sigues dando vueltas cuando acaba el programa y recomendaciones literarias.
Además, siento que estoy yo ahí teniendo una conversación con ellas. Un poco triste quizá —por eso de que en realidad estoy yo sola recogiendo la habitación mientras ellas están en un teatro dándolo todo—, pero así es la vida.
¿Hay más?, SÍ. No era consciente de la cantidad ingente de podcasts que escucho. Luego digo que no tengo tiempo, pero para podcasts no parece que me falte. Otro día sigo.
Última recomendación rápida de podcast que escuché hace tiempo: Blum, un podcast de ficción centrado en una investigación de la vida y obra de la pintora Ursula Blum. Está creado y dirigido por Carmen Pacheco y Manuel Bartual y lo descubrí gracias a la newsletter de la propia Carmen Pacheco, Flecha, que también recomiendo ya que estamos. Me enganché al podcast de una manera brutal, igual que espero su newsletter cada dos semanas porque nunca está de más añadir cosas bonitas a nuestros días.
Además de escuchar podcasts, estoy leyendo mucho y no quería irme sin recomendar tambíen Los recuerdos del porvenir, de Elena Garro. Una maravilla que he colado en mi lista de libros que me pongo a leer gracias al Patreon de Luna Miguel. Habría subrayado el libro entero si no fuese porque es de la biblioteca. Os dejo uno de los tantos fragmentos que se van a quedar conmigo ya para siempre:
“Yo miraba sus idas y venidas con tristeza. Hubiera querido llevarlos a pasear por mi memoria para que vieran a las generaciones ya muertas: nada quedaba de sus lágrimas y duelos. Extraviados en sí mismos, ignoraban que una vida no basta para descubrir los infinitos sabores de la menta, las luces de una noche o la multitud de colores de que están hechos los colores. Una generación sucede a la otra, y cada una repite los actos de la anterior. Solo un instante antes de morir descubren que era posible soñar y dibujar el mundo a su manera, para luego despertar y empezar un dibujo diferente.”
Nos leemos.
-María